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El Ayuntamiento promueve la cultura popular de San Cristóbal y la pesca artesanal con cartelería interpretativa que quedará instalada de manera permanente en el barrio marinero de LPGC

Los carteles, de 1,5 x 87 metros, divulgan información sobre el gentilicio ‘chacalote’ con el que se denomina a los vecinos del barrio, la Vela Latina Canaria, las artes de pesca tradicionales como el chinchorro y la sostenibilidad del mar

La iniciativa, dentro del proyecto ‘SALEMA, San Cristóbal Sostenible’, prevé una aplicación web sobre el barrio marinero que estará disponible para iOS y Android, en las próximas semanas

Las Palmas de Gran Canaria, jueves 13 de noviembre de 2014.-

 

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a través de la Concejalía de Ciudad de Mar, con la colaboración de los pescadores, los vecinos y los restauradores de San Cristóbal, han instalado, en las calles de este barrio marinero, cartelería interpretativa sobre la Vela Latina Canaria, la pesca tradicional y la historia del barrio, para poner en valor sus fortalezas y atraer visitantes que dinamicen su economía.

La iniciativa forma parte del proyecto ‘SALEMA, San Cristóbal Sostenible’, financiado por el Fondo Europeo de Pesca, Eje 4 Zona 5, a través del Grupo de Acción Costera de Gran Canaria. SALEMA se integra en la estrategia de Crecimiento Azul del Consistorio capitalino con el objetivo de poner en valor la cultura de mar, la conservación de sus recursos y el emprendimiento y empleo asociado a las labores de la pesca en el mar.

La concejal de Ciudad de Mar, Mimi González, que presentó hoy, jueves 13 de noviembre, la nueva cartelería del barrio acompañada del consejero de Pesca del Cabildo de Gran Canaria, Francisco Santana, y el presidente de la Cooperativa de Pescadores de San Cristóbal, Yeyo Saavedra, apuntó que el proyecto ha permitido que un millar de escolares de primaria y secundaria de la ciudad hayan conocido la Cooperativa de Pescadores, sus tradiciones marineras o el trabajo de uno de los pocos carpinteros de ribera que están en activo en  la isla de Gran Canaria.

Otra de las acciones que se están desarrollando es una aplicación web para potenciar el conocimiento de San Cristóbal entre los ciudadanos de la capital y los turistas y visitantes, que estará disponible para los sistemas iOS y Android, en las próximas semanas.

Los carteles, de 1,5 x 87 metros, facilitan información sobre el gentilicio ‘chacalote’ con el que se denomina a los vecinos del barrio, la Vela Latina Canaria de botes, el chinchorro, las artes de pesca y la sostenibilidad del mar. En las imágenes destaca la fotografía, cedida por el restaurante Chacalote, del varamiento de un gran cetáceo de casi 30 toneladas, en 1943.

Grupo de Acción Costera de Gran Canaria

LPGC se adhirió al Grupo de Acción Costera (GAC) de Gran Canaria en mayo de 2012. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro promovida por el Fondo Europeo de la Pesca (FEP), el instrumento financiero integrante de la Política Pesquera Común.

El GAC aglutina en Las Palmas de Gran Canaria las zonas pesqueras de San Cristóbal, Hoya de la Plata, Alcaravaneras, Las Canteras y Costa Ayala. La Cooperativa de Pescadores de San Cristóbal ya forma parte de esta iniciativa junto a las cofradías de Agaete, Castillo del Romeral, Arguineguín, Mogán y Melenara. El Cabildo de Gran Canaria coordina el proyecto a través de la Viceconsejería Insular de Pesca. El resto de los socios representan a los diferentes actores del sector pesquero de la isla: ayuntamientos, centros de investigación, colectivos ciudadanos e instituciones de promoción del litoral.

Los objetivos del Grupo de Acción Costera coinciden con la estrategia que está llevando a cabo el Área de Ciudad de Mar del Ayuntamiento: dinamizar, promover y revalorizar el litoral y las oportunidades que ofrece el mar a la ciudad.

Textos de los carteles interpretativos

San Cristóbal, el barrio de Los Chacalotes


Los primeros pobladores de este enclave de casas abiertas al Atlántico fueron los vigilantes de la Torre de San Pedro Mártir y sus familiares, hace ya más de 400 años. Con el tiempo se convirtió en el primer barrio marinero de Las Palmas de Gran Canaria, aunque no fue hasta 1943 cuando un hecho impactante dio a sus habitantes su apodo colectivo.

Sucedió en febrero, cuando un pescador encontró un cetáceo enorme y con ayuda lo arrastró a la orilla, donde encalló cerca del Castillo. La mole pesaba casi 30 toneladas y se convirtió en un acontecimiento que atrajo a grandes y pequeños hasta que poco a poco fue trasladado a una factoría. Los vecinos nunca olvidaron el espectáculo que les ofreció el mar y desde entonces son conocidos con orgullo como Los Chacalotes, particular denominación que dieron a esta especie de ballena.

Vela Latina Canaria de Botes, deporte náutico tradicional por excelencia

El bote de Vela Latina, diseñado para navegar de ceñida (bolina) o contra el viento con su potente vela picuda, y su Regata es el deporte náutico tradicional de la capital grancanaria, y San Cristóbal, además de impulsar la regata en sus comienzos con motivo de las fiestas patronales, alberga dos de las balizas del recorrido actual. El barrio marinero es un mirador emblemático para disfrutar de la destreza de los tripulantes cuando los botes navegan clavando su proa al mar y "tumban" pegados a tierra.

Su origen funcional se remonta a finales del siglo XIX, cuando los botes del turno trasladaban a tierra las mercancías y pasajeros desde los buques fondeados en la rada de Las Isletas y los marineros se retaban para ver quién era el más rápido y hábil, igual que los pescadores del barrio, que competían para llegar a tierra el primero.

Seguidores y aficionados inundan la avenida Marítima los fines de semana de marzo a octubre para apoyar los botes de sus barrios, desde la salida en la Marfea hasta la llegada en el Muelle Deportivo. Las regatas de botes de Vela Latina brindan una postal única en la Bahía de Las Palmas de Gran Canaria, con sus velas picudas bolineando contra viento y marea.

El chinchorro


La belleza del chinchorro, el arte de pesca más tradicional de San Cristóbal, radica en la unión del barrio para su éxito, ya que precisa la fortaleza de una decena de pescadores situados en cadena para traer a tierra los frutos del mar.

Se trata de un arte de red de arrastre, constituido por una talega de la que salen dos alas de red con plomos en la parte inferior y boyas en la superior para formar una bolsa abierta. Al final de estas alas hay un estrobo, que los pescadores cruzan en su torso para halar el arte hasta la orilla.

Al ser una técnica no selectiva y perjudicial para la biodiversidad marina, ha dejado de usarse y actualmente solo se exhibe en las fiestas patronales de San Cristóbal y conforma uno de los grandes espectáculos de cada mes de julio, que recuerda así el origen de la expresión “escapó de manganilla”, en referencia al pez que se escabulle cuando una piedra del fondo obliga a elevar la red ofreciéndole una inusitada escapatoria

Artes de pesca


Con redes, hilos y anillas, además de plomos, boyas y anzuelos, los pescadores del barrio marinero de San Cristóbal arman el arte de pesca necesario para atrapar cada tipo de pez, desde brecas, longorones y viejas, hasta potas de luz, capaces de iluminarse como bombillos, o escolares, prodigioso laxante natural.

Los pescadores faenan con cuatro tipos de artes: de cerco para bancos de peces, ya sean traíñas o salemeras, de enmalle, trampas con nasas y anzuelos. Tal es su pasión, que inventaron una salemera única a partir de la técnica de los aborígenes que pescaban en esta orilla, donde aprovechaban que la marea bajaba para levantar sigilosamente una pared de piedra mientras, en la orilla, atontaban a los peces con leche de tabaiba para que quedaran atrapados dentro del muro.

Cuidar la riqueza del mar

Los pescadores de San Cristóbal solo usan técnicas artesanales y selectivas, la cooperativa certifica la especie y tamaño, y su lonja ofrece el mejor producto, el que solo es posible gracias a las batientes aguas del Atlántico y la pureza de sus fondos.

De esta manera, y gracias a faenar a diversas distancias y horas, cualquier día se puede encontrar en su pescadería fresquísimas sardinas, chicharritos, caballas, antoñitos, fulas de altura, rascacios, gallos, conejos, pulpos, besugos, lebranchos y algún que otro pejeperros, entre otras muchas delicias del mar.

Y es que con 16 barcos, la posibilidad de faenar todo el año y el lujo de contar con el único carpintero de ribera que queda en la isla, el barrio marinero más antiguo de Gran Canaria está volcado en la sostenibilidad de la pesca para que perdure, como mínimo, otros 500 años más.